Marcelo Ducart
Corazón delator...
Muerdo el anzuelo y me esfuerzo, porque todavía no ha llegado mi tiempo, creo... Acaso, ¿Quién no pretende burlar el paso del tiempo? Y, ¿Quién no sueña con un cuerpo fuerte, bello, flexible, ágil?

Un cuerpo que se anime a las aguas profundas, que le queden muchas caminatas, que trepe a los árboles, que se suba una bicicleta, que pueda bailar a los saltos y saltar obstáculos, hacer pogo y lanzar con fuerza una piedra contra el agua desprevenida. Un cuerpo tan audaz y tan vivo como la mente, capaz de acompañarla en fuerza e inteligencia. Un cuerpo que tantas veces se quiere pero no se tiene...
Pero, claro, nunca me gustó el método y ahora tal vez sea demasiado tarde. Eso de ir paso a paso... Mmmm... ¡Yo nací con el "llame ya"! Siento terror de “gastar” la vida en una repetición inútilmente monótona. Pero, claro, la repetición es el paso previo al “gran paso”. Todo lo grande empezó un día siendo pequeño. La prisa es vejez apresurada. Cada día, un nuevo paso, que recupera el anterior y es al mismo tiempo, repetición del ritmo de la vida que se renueva a sí misma...
Marcelo