Marcelo Ducart
Deportes y valores
El dinero, la fama, los privilegios, escriben una especie de evangelio de apariencias. Pero la mentira tiene patas cortas. Allí, en medio de la abundancia que nunca alcanza, nos volvemos cada vez más mezquinos, resentidos y solitarios.

Tal vez sea, por la sencilla razón, que dejamos de ver a las VÍCTIMAS que hacen posible nuestro éxito. Elevar la fe de nuestra mirada hacia un mayor nivel de generosidad, no implica dejar de sentir los latidos de nuestra sensibilidad. Todo lo contrario. Implica abrir más aún nuestro olfato espiritual para hacernos eco de esas voces que al escucharlas le devuelven a nuestra vida, el sentido de lo bello y las verdaderas razones del loco juego de vivir.
Marcelo