Marcelo Ducart
Razones para una filosofía de juego...
Club Juventud Unida de Río Cuarto 2021. Pasado, presente y futuro.

No apostamos un proyecto hecho a los tirones. Que avance sin comprender ni deje nada al pasar. Que no reconozca la superioridad de los mejores y la dignidad de los derrotados. Los partidos no son solo resultados. Son también germen de vida. Crean tiempo y nuevos espacios vitales. Una jugada impensada, un gol inesperado, un campeonato tan anhelado, pueden ser también formas poéticas para vivenciar nuestro sentido criollo de lo bello. Es decir, el estado de vulnerabilidad de los resortes de nuestro inconsciente colectivo. Una acción que se resiste a los poderes de turno que pretenden sumirnos en la tristeza promedio del consumidor insatisfecho. Una acción tanto más verdadera que la misma ciencia, ya que lo más profundo siempre se dice poéticamente.

Sí, claro, suena difícil. Pero a veces, la pesadez de lo absurdo se disuelve en una gambeta. La voluntad de dominio se desvanece en el abrazo del gol. La pretenciosa seguridad de la técnica se rinden frente al misterio de una rabona. Hasta la propia razón se ve obligada a reconocer sus justos límites ante la ilimitada capacidad creativa del Fútbol. Toda la realidad parece de repente vibrar al unísono, y la belleza se nos manifiesta como una fiesta, como una gracia, a través de la cual se nos revela fugazmente una especie de integridad paradisiaca. Una música que suena al ritmo del contacto de los tapones, un fármaco contra las voces que no sacian los corazones. La vida es misterio y combate. No importa en que trincheras del alma se libre la pelea. Allí se miden las fuerzas de lo verdadero y del incesante devenir de las apariencias. Porque en definitiva, no hay superficie bella que no esconda una profundidad horrible, que intenta ser redimida...

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